La industria pesquera argentina nunca se detuvo en este tiempo de pandemia más allá de un par de semanas a fines de abril del año pasado, en que cámaras patronales, sindicatos y autoridades elaboraron los protocolos primigenios para que la actividad pueda reanudarse. Desde entonces hubo protocolos actualizados pero la industria no se frenó más.
Hoy las exportaciones globales del sector pesquero se redujeron en volumen pero generan más divisas en la comparación interanual de los primeros siete meses del año. Un hecho positivo en medio de un contexto desfavorable.
La temporada de calamar fue mucho menos abundante que la del 2020 y, sobre todo porque China compró tres veces menos. Los asiáticos son los principales compradores de la pesca nacional. Y de comprar por 282 millones de dólares entre enero y julio del año pasado, ahora lo hicieron solo por 100 millones.
Así y todo la pesca muestra mejores números exportables. En los primeros siete meses del 2021 las ventas pesqueras al exterior crecieron un 11%. El informe que resume las ventas discriminadas por especie y destino que aporta la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (Capeca), marca para el período enero-julio el envío de 278.760 toneladas de productos pesqueros, por los que ingresaron 1043 millones de dólares. El año pasado para el mismo lapso de tiempo fueron 286.222 toneladas vendidas y 934,7 millones los dólares que ingresaron al país.
Los números favorables se sostienen en una sola especie: langostino patagónico, un crustáceo cuya zona de pesca mas importante se ubica entre los paralelos 42ªS y 47ªS y los meridianos 60ªW y 64ªW, frente a las costas patagónicas.
El precio del langostino entero subió un 40%, de 4800 dólares a 6625 dólares la tonelada
El langostino se exporta “entero”, en cajas de dos kilos que captura y produce la flota tangonera congeladora. Un producto “premium” que tiene a España como principal destino pero que también llega a Italia, Rusia, Japón y Estados Unidos.
Al langostino además se lo exporta como “excepto entero”. Así figura en los registros aduaneros, pero en realidad es la “cola” del langostino, en sus diversas variedades: en bloque para reprocesar en terceros países, pelado y devenado en distintas presentaciones, bloque o en bolsitas individuales de 400 gramos a cinco kilos.
Las exportaciones de ambos grupos, entero y cola, sumaron 76.746 toneladas y generaron 534,6 millones dólares en los primeros siete meses del 2021. El año pasado habían sido 48.099 toneladas y 306 millones de dólares. El salto ha sido considerable.
La mayor abundancia coincidió con una recuperación del precio internacional a partir de una demanda sostenida de Europa, tras flexibilizar actividades de turismo y recreación a fuerza de vacunas.
El precio del langostino entero subió un 40%, de 4800 dólares a 6625 dólares la tonelada. En tanto las colas en bloque y con mayor valor agregado no tuvo variaciones. En promedio se pago 7191 dólares por tonelada.
Estos resultados son el punto final de todo un proceso que comienza mucho antes, en alta mar con la flota congeladora y fresquera capturando el marisco y reprocesándolo a bordo y en tierra.
Fuente generadora de empleo
Si bien no hay estadísticas precisas, se cree que en torno al langostino se emplean 17 mil personas de manera directa entre marineros, oficiales de planta, descabezadores, peladoras, calibradoras, envasadoras, camaristas en los túneles de congelado, los eslabones que de la cadena en tierra, con salarios bien remunerados. El epicentro son los puertos y las plantas de reproceso en Chubut pero el derrame llega a Santa Cruz y Mar del Plata.
El grupo nacional Newsan es uno de los jugadores principales del negocio. En estos 7 meses produjeron 21.446 toneladas, un 14% más que el año pasado cuando un conflicto sindical demoró un mes el comienzo de la zafra para los barcos congeladoes. En divisas ese incremento fue del 34%: de 85 millones de dólares pasaron a facturar 114 millones.
Desde junio, que arrancó la temporada de pesca en aguas nacionales, los más de 100 obreros de Pampa Fish en Mar del Plata pelan y devenan un promedio de 2500 kilos por día. El devenado es todo un arte y requiere de precisión quirúrgica. Es retirarle una venita que el langostino tiene en el lomo.
“Venimos con mas regularidad que el año pasado donde solo trabajábamos langostinos frescos cuando entraba el barco y eso nos obligaba a trabajarlo en el momento y procesarlo más rápido”, explica Oscar Poletti, directivo de Pampa y presidente de la cámara que agrupa a los frigoríficos exportadores de la pesca marplatense. “Así solo teníamos trabajo 2 o 3 días, en los cuales se extrae a cabeza, hasta la próxima entrada. Este año trabajamos diferente, congelando entero para tener un plantel de gente con trabajo todos los días”, completa el industrial.
La estadística marca que más de la mitad de los dólares que ingresaron por la exportación de productos pesqueros corresponde al langostino patagónico. Y esta tendencia se consolidará en los próximos meses puesto que los desembarques del marisco apuntan a una temporada record.
Según divulgó el subsecretario de Pesca. Carlos Liberman, hasta el 20 de agosto se llevaban descargadas 141 mil toneladas. Comparado con el mismo período del 2018, el año de la superabundancia del marisco que terminó con 252 mil toneladas desembarcadas, el 2021 esta 2 mil toneladas por arriba.
Riesgo de sobrepesca
La bonanza del langostino tiene un lado B: el creciente aumento de la presión pesquera que se aplica sobre el recurso y que pone en riesgo su sustentabilidad. Científicos del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep), ya han advertido sobre este fenómeno y piden que mejoren las prácticas de la flota fresquera
“A partir de 2018 empezamos a ver cambios en la población que se relacionan con la sobrepesca: atraso en los períodos reproductivos, reducción de tallas, desaceleración del crecimiento”, explica Paula Moriondo, la jefa del Proyecto Crustáceos en el organismo.
Este año como nunca antes habían crecido los decomisos de langostino en mal estado por parte de Senasa, fruto de esos malos manejos que aplican algunos barcos fresqueros.
“Abrimos una agenda con las autoridades pesqueras para cuidar el recurso y pescarlo mejor”, reconoce Mariano Retrivi, presidente de ALFA, una asociación armadora que agrupa a barcos fresqueros.
“Hay que concientizar en que debemos mejorar la calidad a bordo, pero también debe mejorar la logística en los puertos para que esa captura llegue en mejores condiciones a su reproceso y poder sacarle un mayor valor”, explicó el dirigente.
El langostino no solo es el sostén principal de las exportaciones pesqueras sino un generador de empleo de calidad en ciudades puerto del litoral marítimo argentino. Pero por sobre todo es un recurso natural finito que hay que proteger para que siga regalando bienestar desde lo social, rentabilidad para la cadena extractiva y divisas para el país.
Vedas móviles y mayor control sobre la flota
Carlos Liberman es un viejo conocido en la industria pesquera nacional. Antes de ocupar la Subsecretaría de Pesca, el santacruceño fue Secretario de Pesca y representante de la provincia patagónica en el Consejo Federal Pesquero, la mesa donde se definen los ejes gruesos de la actividad..
Con muñeca y cintura para surfear en la ola de disputas y tensiones entre intereses marplatenses y patagónicos. que tiene picos y mesetas pero siempre corre, Liberman se ha mostrado activo de reflejos en una pesquería dinámica como la del langostino para mantener rendimientos sostenibles en el tiempo.
“Estamos en proceso de perfeccionamiento de un sistema de vedas móviles dentro de la jurisdicción de aguas nacionales, con resultados auspiciosos”, dice el Subsecretario. “Antes de habilitar la pesca a toda la flota se hacen prospecciones con pocos barcos para verificar la abundancia de langostino como la de fauna acompañante”.
La pesca del langostino es un juego de andamiajes que requieren de una precisión casi quirúrgica ya que se realiza en una zona de veda permanente de juveniles de merluza. El propio Inidep ha determinado que en cada temporada de langostino se capturan y descartan 100 mil toneladas de merluza.
El objetivo de este monitoreo continuo es analizar los rendimientos del langostino así como también de las tallas presentes en la capturas y su estado madurativo, a fin de evitar la sobrepesca del crecimiento y del reclutamiento”, dice Liberman.
También se realiza un monitoreo de la captura incidental de merluza y un análisis de su estructura de tallas, con el objetivo de evitar la captura excesiva de juveniles y adultos en reproducción.
“En el caso de observarse algunas de estas dos situaciones, el área se cierra inmediatamente a la pesca de langostino y las embarcaciones deben cambiar de zona o volver a puerto”, subraya la autoridad de aplicación en materia pesquera.
La abundancia de langostino también se explica en algunas medidas de manejo que se tomaron fuera de esta zona sensible de veda, al sur del 41ªS, donde se comenzó a regular la actividad para que la flota no capture hembras que todavía no desovaron sino que lo hagan posteriormente.
“Esto nos permitió capturar unas 20 mil toneladas anuales de langostino protegiendo el desove de las hembras para garantizar el proceso. Antes se pescaba desde enero y ahora pueden pescar en abril”, destacó
La otra pata que consolidó la gestión de Liberman fue la estructura de Control y Fiscalización sobre la flota. Se analizaron 300 mareas de pesca ante la presunta comisión de infracciones y se abrieron 50 expedientes electrónicos para la imputación de las transgresiones. “De corresponder serán sancionadas con los montos actualizados de las Unidades Pesca, fijados en el valor de un litro de gas oil”, especificó.
Fuente: La Nación