El muelle 10 en Mar del Plata es el epicentro de las primeras mareas de la temporada de engraulis, que la flota costera encuentra frente a Necochea. Disparidad de tamaños y una demanda que no termina de consolidarse.
Todavía no son las ocho de la mañana y en “Puerto Piojo”, como popularmente se lo conoce al Muelle 10 en el puerto de Mar del Plata, hay mucho movimiento de camiones, guinches y algunos marineros de relevo que buscan embarque.
A pocos metros de distancia descargan el “Hampón” y el “Orión”, dos costeros que llegaron completos con 1200 cajones de engraulis que descargan estibadores de “Estimar” y de “Pequeña Marina”.
El ritmo es intenso. Casi sin respiro los ganchos viajan al fondo de la bodega y levantan la lingada de 6 cajones que en dos movimientos termina en la culata del camión. A simple vista parece un pescado de buen tamaño.
Aparecen dos técnicos del INIDEP a tomar muestras para el Programa Pelágicas. Los movimientos se detienen porque justo al camión ya no le caben más cajones en la caja térmica.
“Muy mezclado….”, dice como primer diagnóstico. “La semana pasada vimos la captura del “Sueño Real” y era más uniforme, de un mejor tamaño”, cuenta uno de los trabajadores mientras saca la anchoíta del cajón de arriba y lo coloca en uno blanco.
Además del “Hampón” y el “Orión” también armaron para pelágicas y aportan anchoíta para la industria del salado los costeros “Fe en Dios”, “Libertad” y “Ciudad de Diamante”: La Secretaría de Asuntos Agrarios de la Provincia autorizó el cambio de puerto para que puedan operar desde Quequén. De esta forma ahorran el tiempo de viaje a zona de pesca a la mitad, de 8 a 4 horas.
“Son dos días en ir, pescar y volver a Mar del Plata”, cuenta Mario, quien no quiso decir el apellido y se presentó como el armador de los barcos, sentado en su camioneta y anotando números de la descarga.
El precio por kilo varía según las piezas que entran en el kilo. Las 40 piezas por kilo se paga 100 pesos, 90 pesos entre 40 y 45 piezas y más de 45 en 80 pesos. Compran Marbella y Engraulis, la cooperativa de Necochea donde la conservera marplatense tuvo mucho que ver en su recuperación. También “Delicias Marinas”, pero de manera selectiva, según el tamaño.
Marbella no tiene reparos en el tamaño porque los ejemplares de talla chica los destina a pasta. La empresa es la única de la plaza que exporta este producto a Estados Unidos.
El resto de las conserveras parecen abastecidas con la anchoíta patagónica que ha estado llegado desde Rawson, la cual no sirve como pasta por su alto tenor graso, pero sí para hacer filetes. Ya no la aporta el “Nuevo Quequén”, que fue uno de los primeros en armar a anchoíta en Playa Unión, pero siguen el “Don José Di Bonna” y el “Vamos a probar”.
Por Roberto Garrone
Fuente Revista Puerto