El SAON pasó a un cuarto intermedio con las cámaras de la industria pesquera, donde hay mayores diferencias salariales con el obrero de taller, y también lo hizo la ABIN. SPI hizo una mejora con montos fijos y sumas a cuenta que no terminó de conformar. Nueva reunión este viernes a las 14.
Los obreros navales que trabajan en talleres de empresas pesqueras son el grupo ocupacional más postergado en esta puja salarial que enfrenta al sindicato con las cámaras armadoras por la recomposición de ingresos para el primer tramo de la paritaria 2022.
El convenio 239 que hoy regula la actividad para menos de 40 trabajadores se originó en 1994 y en estos años tuvo momentos cuyos valores de las categorías de convenio se aproximaron a las cifras del convenio nacional 518 y otros, como los de ahora, en que se alejaron.
Los obreros navales trabajan en las empresas Moscuzza, tienen registrada a la mayoría de los afiliados, Iberconsa, Solimeno y El Marisco. Su delegado paritario, Matías Albarracín, participó de la reunión que mantuvieron con representantes de las cámaras patronales con vistas a la audiencia de este viernes bajo la órbita del Ministerio de Trabajo, en el marco de la conciliación obligatoria que vence el próximo 17 de junio.
CaIPA y la Cámara de Armadores han venido aplicando la misma paritaria que para los gremios marítimos. El año pasado fue el 40% cuando el sector propio de la industria naval, FINA, CIN y ABIN, cerró acuerdos por arriba del 50% tras la fuerte pelea del SAON en su propósito de unificar convenios y que no haya trabajadores de primera y de segunda.
Este año las cámaras armadoras fueron tras el mismo objetivo: aplicar el 45% en dos cuotas que acordaron con los demás gremios. En la reunión del miércoles apenas mencionaron una mejora del 50% pero no alcanzaron a desarrollar la propuesta porque fueron interrumpidos por los representantes del sindicato.
“La rechazamos de plano”, dice Albarracín, quien expuso que hoy la diferencia con el convenio 518 nacional va de 72% un oficial especializado a 90% para un raschín, que son los dos extremos de la escala salarial.
El convenio 239 se creó en el año 1994 en pleno auge menemista y con la necesidad de responder a las patronales para reducir costos laborales. “Hoy ese convenio no tiene razón de ser. Deberían pasarnos a todos al 518”, asegura el Delegado.
En los últimos años los valores se aproximaron al 518 con las modificaciones que le realizaron en 2014 y 2017. Ahí la diferencia apenas era del 15% con los ingresos de los navales bajo el convenio nacional.
Pero en los últimos años se volvió a escapar. En marzo de 2020, aprovechando el inicio de la pandemia, las cámaras no pagaron una cláusula de revisión sin que el gremio reaccionara con la vehemencia expuesta en la jornada de paro del mes pasado.
En tanto, en la otra paritaria abierta en el sector naval, la del convenio 696 de ABIN, la reunión registró avances pero las partes pasaron a un cuarto intermedio para este viernes a las 14. En particular SPI formuló una oferta mejorando a la anterior pero no terminó de convencer a los paritarios.
El astillero insistió con una suma fija a cobrar en abril para saldar la diferencia de la paritaria del año pasado y en otra suma fija a cuenta de futuros aumentos para la última parte del año y mantiene un esquema de reajuste con un porcentaje que supera el 50% en algunas categorías para el período mayo-septiembre.
En los próximos días quedará más claro si la preocupación del gremio para que no haya más trabajadores de segunda y de tercera en Mar del Plata formaba parte de un verdadero plan de lucha, o es la excusa para lograr mejores acuerdos paritarios en las ramas donde tiene más aportes sindicales.
fuente-,revista puerto