La industria pesquera se recupera después de un 2020 muy difícil, cruzado por la pandemia, en la que la demanda de los principales recursos bajó ostensiblemente y con ello su precio.
Participaron de la conferencia, Darío Sócrate, gerente del Consejo de Empresas Pesqueras de Argentina (CEPA), Eduardo Román, gerente de la Cámara de Armadores Pesqueros y Congeladores de Argentina (CAPECA), Luis Pérez, gerente de la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), Mauro Zamboni de Argenova, Germán Avellaneda, presidente de Foods Arts SA y Fabián Petigrew, también de CAPECA. La Opinión Austral y La Opinión Zona Norte, tuvieron la oportunidad de dialogar con distintos representantes de las distintas cámaras pesqueras del país, sobre los principales temas que hoy los ocupan y preocupan.
La pandemia
Germán Avellaneda señaló, a la hora de referirse a cómo se trabajó respecto de la Pandemia y cómo los afectó en 2020. “Tuvimos algunas problemáticas al inicio de la temporada, pero después, gracias a la vacunación masiva que se dio en el sector, no tuvimos mayores inconvenientes y la flota en general pudo estar activa toda la temporada”, señaló. Valoró el buen trabajo “coordinado entre las cámaras, las empresas y el Estado para que la tripulación cuente con todas las vacunas, al igual que el personal de tierra”.
Pese a eso “aún no pudimos recuperar los niveles de captura anteriores a la pandemia”. En lo que hace a la captura de “langostino de a bordo, casi toda la flota tuvo una merma importante en las capturas esperadas al principio de la temporada” reconoció el empresario.
Uno de los inconvenientes fue localizar los cardúmenes en forma más precisa, “no lo logramos como la flota hubiera querido”. Pero igual remarcó, “tampoco podemos decir que la zafra fue mala, más allá de que esperábamos capturas mucho más elevadas para este año”.
De todas formas, existen fuertes expectativas para el 2022, con mercados que esperan estén “totalmente activos y fuerte demanda”. Avellaneda remarcó que este año China fue un comprador ausente. Que esperan vuelva a estar el próximo año, lo que llevaría a que el 2022 “sea excelente o al menos mucho más movido que este”.
Logística y flete
“La mayor dificultad que estamos teniendo la mayoría de las empresas es la logística” detalló Germán Avellaneda. Especialmente en lo que hace a los fletes internacionales. “Faltan contenedores en todos los puertos y el transporte subió en gran medida, duplicándose y hasta triplicándose su valor en algunos destinos”, lo que ha generado múltiples inconvenientes a la hora de operar en el mercado.
No sólo se registran precios muy altos, sino que el tiempo de viaje se estira. “Hay muchos buques contenedores que hacen escalas que ni siquiera estaban contempladas en las rutas y un tráfico de 30 o 40 días se está convirtiendo en 60/70 días”, con todo lo que ello implica.
La falta de contenedores se explica en que el cierre de China dejó en sus puertos una gran cantidad de envases retenidos. Esto hace que falten contenedores vacíos, con una demanda internacional que crece.
Baja de retenciones
Recientemente el gobierno sacó un decreto reduciendo las retenciones a los productos del mar con algún tipo de valor agregado en tierra. “Todo ayuda. Pero digamos que los costos internacionales, fletes y demás están dolarizados, con lo cual si bien los precios se han recuperado en algo, la rentabilidad todavía no es la esperada o la deseada para las empresas”, marcó Avellaneda.
A esto, Mauro Zamboni, de Argenova, pesquera que opera en Puerto Deseado, señaló: “Vemos con buenos ojos las bajas de retenciones”, pero detalló que “hay productos que han quedado afuera, como es el caso de la Merluza Negra. Que es un producto que procesamos y trabajamos en la provincia de Santa Cruz”.
Explicó que ese tema se habló con el subsecretario de Pesca, quien esgrimió como razones la “celeridad al emitir el decreto”, pero que “se estaría trabajando en agregar aquellos productos que quedaron afuera”. Para Argenova, el caso de la merluza negra se trabaja como “una línea de producto diferencial con valor agregado” y que haber quedado fuera del decreto es un perjuicio.
Áreas protegidas
Otro de los temas que preocupa a la industria es la falta de reglamentación de la operatoria en las áreas marítimas protegidas, que se vienen creando desde el año 2013. “Esto hace que nosotros tengamos vedada la pesca en la zona” señaló Zamboni.
Aclaró que es parte de la agenda que se busca integrar con el Ministerio de Ambiente. “Al día de la fecha, sin plan de manejo, existe un perjuicio directo para la pesca en esas zonas que se mantienen vedadas”.
Reembolsos patagónicos
Una lucha que se viene dando desde la región patagónica es la recuperación de los reembolsos a las exportaciones que se hagan por sus puertos. Al ser consultados sobre este tema, Darío Sócrate, de CEPA, sostuvo que en la Intercámara de Industrias Pesqueras decidieron aunar miradas en los puntos comunes.
“Lo que nosotros decimos es que toda la actividad pesquera debe ser promovida en todo sentido, se desarrolle donde se desarrolle” Y si bien esto no implica no reconocer las particularidades que cada región tiene, buscan que “toda la actividad sea promovida en conjunto”.
En ese marco coincidieron en que es más importante “lograr la baja total de las retenciones. Es algo que nos afecta a todos por igual”. Es decir, señaló Sócrate, “empecemos por ahí, ya es una locura en sí pagar impuestos para exportar, es algo que sólo pasa acá”.
“Entendemos que la caja del Estado no pasa por el mejor momento, pero si va a haber un beneficio que sea ese, bajar las retenciones”. Esto fue ratificado por Eduardo Román de CAPECA. “Hoy tenemos una visión más amplia y de convivencia entre lo que es la Patagonia y Mar del Plata, preferimos en el trabajo conjunto de ir por la baja de retenciones y no tanto por los reembolsos”, explicó.
Patagonia
Luis Pérez de CAPIP, otorgó el pantallazo del sur argentino. Estuvo de acuerdo con la necesidad de que se bajen los aranceles a la exportación. Y habló sobre el reciente decreto que otorga parte de ese beneficio a los procesados en tierra. Este decreto, dijo “es una buena medida, que ayuda pero no significa que eso aumentará la rentabilidad, sino que compensará los aumentos que estamos sufriendo en los fletes y logística”. Por lo que insistió, “hasta que el mundo no se normalice, esto será una compensación a esos mayores costos que estamos teniendo”.
A la hora de definiciones sobre la realidad, señaló que este año “ha sido mejor que el 2020”. En ese sentido se logró sostener el mercado, recuperar algo de valor en precios y la demanda es creciente. “Falta todavía para llegar a la demanda de 2019, pero la verdad es que hay grandes expectativas por la temporada que se avecina”.
Coincidió con Román, respecto de que, como Intercámaras, las pesqueras de la Patagonia, “preferimos unificar esfuerzos en los temas que nos involucran a todos” e insistió que hoy “la industria está bien y con un futuro promisorio a partir de que se recupere la normalidad de la demanda en el mundo”.
Mucho se habla hoy del “corrimiento” del langostino hacia aguas nacionales y hacia el norte. En ese sentido, Pérez dijo que hoy “nadie del INIDEP puede explicar científicamente porqué de 50 mil toneladas promedio que se pescaba hace 10 años atrás, casi todo en el golfo San Jorge, ahora hay zafras en las que las capturas rondan las 200 mil toneladas” entre todas las zonas.
Salinidad, cambio climático, temperatura, ph, “las causas pueden ser muchas, pero nadie dice con certeza cuáles son”. Al igual de las razones de porqué hace 5 años empezó a aparecer langostino en Río Negro “y ahora incluso más al norte todavía”.
“Son razones que los científicos deberían poder explicarnos a nosotros. No se sabe del porqué del comportamiento distinto ni del crecimiento del recurso”, insistió.
Reconoció que hay más y se distribuye en más áreas. “Y hay que pescarlo, aprovecharlo. Si aparece langostino donde antes no había, pues hay que pescarlo”. Aclaró que pese a eso, “no significa que haya menos langostino en Chubut o Santa Cruz”, de acuerdo a los registros de esta temporada.
Empleo y exportaciones
En la actualidad el nivel de empleo de la pesquería argentina está al mismo nivel que en 2019, entre 23.000 a 25.000 puestos de trabajo en toda la industria.
En lo que hace a Santa Cruz y Chubut, las empresas nucleadas en CAPIP (no son todas las que operan) generan unos 7.000 empleos directos, personal de flota más personal de planta y a medida de que, hace unos 5 o 6 años, comparado con la actualidad, “hay un crecimiento de empleo en tierra, debido a la demanda del langostino procesado cosa que no existía hace 5 o 6 años atrás. Sobre todo en Santa Cruz.”
Pérez marcó que el procesamiento en tierra del langostino es reciente en Puerto Deseado, data de unos 3 años. A lo que Eduardo Román, agregó: “Hoy Puerto Deseado opera más como un puerto de operación para entrada y salida de barcos. Sólo hace unos tres años que se empezó a producir algo (por el langostino), pero está muy lejos de ser un polo pesquero como sí ocurre en Chubut”.
Para que Deseado emule a Rawson o Chubut, sostuvo que hay que resolver varios problemas: “El costo por la distancia de la materia prima, de operatividad del puerto, la conflictividad gremial que no se puede ignorar. Es una suma de factores que no llevan a que las empresas quieran producir en Santa Cruz”, y remarcó Puerto Deseado “está muy lejos” y eso, “lamentablemente no ayuda”.
En la actualidad, informó Fabián Petigrew (CAPECA), en la provincia de Santa Cruz hay unos 3.000 empleos por la pesquería y en Chubut unos 11.000. “En cuanto a las exportaciones este año pueden andar en unos 2.000 millones de dólares y de Santa Cruz puede llegar a los USD 100 millones de exportaciones, algo que es importante porque para la provincia le significa entre el 18 al 20% del volumen total de la provincia se corresponde por la pesca”.