“Hay que explicar, con ciencia seria, el valor extraordinario que tienen los productos pesqueros”

“La proteína azul. ¿Por qué no hay que dejar de comer pescado?” es el último libro publicado por Ernesto Penas quien, con un amplio currículum en el sector pesquero, pone en valor el pescado como fuente de alimentación sana y saludable, como la mejor proteína que se puede obtener de origen animal y con menor huella de carbono


lunes, 21 octubre de 2024

¿Qué razones subyacen a «La Proteína Azul»?

La primera es que a lo largo de los años, especialmente en los últimos años, he visto cómo ha aumentado el número de campañas antipesqueras. Siempre ha habido críticas a la pesca, por supuesto, pero la cantidad y la intensidad de las campañas, no solo de ciertas ONG sino de la sociedad en general, ha ido aumentando tanto que me cuesta trabajo creer que sea por casualidad. En segundo lugar, la decisión se aceleró tras ver el documental Seaspiracy de Netflix, que me dejó indignado por la manipulación antipesquera que representaba. Me dije: “esto no es posible, aquí hay alguien que está intoxicando con informaciones falsas; alguien tiene que levantarse y decir que esto es una manipulación. Comencé por escribir un pequeño artículo al Faro de Vigo y esa es la génesis del libro.

Ernesto Penas Lado, autor de La Proteína Azul.

Habla de una relación tóxica entre ONG y sector, ¿cómo debería ser el papel de las ONG para que la relación sea más sana?

El tema es complejo y no lo quiero despachar con un eslogan facilón. Las ONG han sido muy buenas y positivas para la pesca cuando han denunciado problemas reales y con ello han contribuido a crear una conciencia sobre la necesidad de abordarlos y resolverlos. Por el contrario cuando se han puesto a hacer política en el detalle no lo han hecho bien porque no saben legislar; porque a menudo demasiado extremistas y cuando han querido pasar de su papel de concienciadores de la sociedad a legisladores y se han arrogado un papel de decisión política que no les corresponde. No critico a todas las ONG, hay algunas que sí están cooperando de manera positiva con la industria y sí hacen un favor. Promuevo esa cooperación porque tienen mucho en lo que encontrarse. Otra cosa distinta son las ONG que son auténticos lobbies que participan a muy alto nivel en la toma de decisiones políticas y no tienen ningún interés en la cooperación sino en influir en las decisiones políticas. Y lo hacen con una financiación opaca. ¿Quién financia a estas grandes ONG? No lo sé. Es lo primero que quiero denunciar: ¿Cómo es posible que en una sociedad democrática, en la que las decisiones políticas se toman teniendo en cuenta los poderes democráticos, la industria pesquera, que paga impuestos y tiene una actividad perfectamente controlada y vigilada y con intereses legítimos, claros y transparentes para toda la sociedad, se vea dominada en esas decisiones políticas por unas ONG que nunca dicen quién las financia y para qué? Es una anomalía democrática. Si las ONGs influyen en decisiones políticas lo mínimo es aclarar quién las financia y para qué.

 

La proteína azul, libro de Ernesto Penas.

 

¿Cree que hay una doble vara de medir en el ecologismo porque está todo muy lanzado contra la pesca, contra los alimentos y luego otras industrias con mayor impacto como la tecnología y extracción de minerales no tienen la misma presión?

Exactamente y eso es porque la relación de fuerza entre sector de pesca y otros sectores es muy diferente. El sector pesquero es muy pequeño y encima está constituido por empresas muy pequeñas que no tienen capacidad política, mientras que otros sectores son poderosos y tienen mayor capacidad de influencia. Además, el sector pesquero no está bien integrado y su asociacionismo es incompleto.

Se supone que las ONG representan a la sociedad civil pero esta ya está representada en el Parlamento Europeo, sobre todo desde que se cambió el proceso de decisión.

¿Por qué, por ejemplo, en los Consejos Consultivos de la UE se da cabida a las ONGs? Son partes interesadas, ¿a título de qué? La industria pesquera está ahí porque es parte interesada porque tiene la autorización pública para pescar, se somete a unos niveles de control a veces exagerados, paga impuestos por esa actividad y tiene toda la legitimidad del mundo para considerarse una parte interesada. Pero, ¿por qué una ONG es una parte interesada?, ¿a quién representa?, ¿a la sociedad civil? Si esta tiene conciencia ecológica votará a partidos verdes en el Parlamento. ¿Por qué hace falta que, además del Parlamento, que refleja perfectamente y mejor que nadie la sensibilidad social sobre los temas, tengan tanta influencia  unas organizaciones de financiación opaca? Me parece inexplicable. Si la sociedad se hace más ecologista votará a partidos verdes. En Europa, el Grupo de los Verdes, aunque han descendido un poco en las últimas elecciones europeas, tienen una buena representación parlamentaria, y por ello tienen legitimidad cien por cien. Pero las ONG ¿a quién representan si no se sabe quién las financia?

«En Europa, el Grupo de los Verdes, aunque han descendido un poco en las últimas elecciones europeas, tienen una buena representación parlamentaria, y por ello tienen legitimidad cien por cien. Pero las ONG ¿a quién representan si no se sabe quién las financia?»

En el libro también aborda el ecologismo como un problema de países ricos. ¿Hay diferencia de sostenibilidad de los recursos entre países desarrollados y en vías de desarrollo?

Sin duda. Cualquier gobierno que tenga problemas de malnutrición, de pobreza, tiene que considerar como prioritario el sector que le da fuentes sanas, nutritivas y completas de alimentación a su población. En los países occidentales llevamos décadas en las que la provisión de alimentos no es un problema y entonces parece un problema resuelto, con lo que el foco se pone en otras agendas políticas  sin pensar que, a lo mejor, esas nuevas agendas están afectando a lo que se consideraba seguro. Eso tiene muchas consecuencias por decirlo brevemente ya que nos abonamos con demasiada facilidad a la dependencia del exterior –ya se ha visto con Ucrania–. ¿Es inteligente aumentar nuestra dependencia de ciertos productos y concretamente los alimentarios, los más esenciales, de países terceros? Lo cuestiono.

En segundo lugar, somos tan ecologistas que por conservar nuestro medio marino a lo mejor contribuimos a degradar más el de los países terceros que tienen peor gestión. Hay, por parte de los países ricos, un ecologismo que llamo “la hipocresía ambiental” que, más que resolver problemas, lo que hace es exportarlos a los países pobres. FUENTE industriaspesqueras.com

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *