Alexis Benítez tuvo fractura expuesta de tibia y peroné al engancharse en un cabo de los portones del fresquero. El capitán no pidió aeroevacuación y dijo que era una torcedura. Demoraron 16 horas en volver. Se le infectó la herida y todavía no lo pueden operar.
Un joven marinero se accidentó a bordo del pesquero “Madre Margarita” al momento en que estaban colgando los portones para largar los equipos y comenzar a pescar en medio de condiciones climáticas adversas. Hoy está internado en una clínica de Puerto Madryn donde luchan para controlarle la infección para poder operarlo y comenzar a reconstruir la pierna afectada.
Alexis Esmir Benítez tiene 32 años y si bien hacía más de un mes que se embarcaba en el fresquero, era la segunda marea que hacían al langostino luego de incorporarse tarde a la zafra del crustáceo en aguas nacionales. La mecánica del accidente la contó un compañero que estaba a pocos pasos en la cubierta del pesquero esa mañana del sábado pasado.
“Ya eran las 8 y nos piden colgar los portones para largar los equipos y hacer el primer lance. Ya había mal tiempo, pero el capitán quería al menos meter dos lances antes de levantar todo”, cuenta el tripulante.
“Fueron dos segundos: se le enganchó la tangonera en el pie y lo arrastró; no tenía el pie dentro del cabo, pero lo pellizcó y lo empujó contra la borda… en dos segundos fue, le quebró tibia y peroné con fractura expuesta, le sacó el hueso para afuera… fue terrible, lo quebró como si hubiese sido un palito”, remarcó, todavía impresionado, uno de sus compañeros.
Alexis fue rápidamente atendido por el resto de la tripulación: lo levantaron en andas hasta el interior del buque y le sacaron la bota como pudieron. Ahí lo entablillaron para tratar de estabilizar la zona y comenzaron a darle calmantes para aliviar el dolor.
Pero lo peor vino después: el capitán no pidió la aeroevacuación a Prefectura aunque se trataba de una herida grave, sino que emprendió el regreso a puerto en un viaje que demoró 14 horas hasta rada y dos horas más hasta que pudieron subirlo a una ambulancia, luego de pasarlo por la cubierta de algunos fresqueros amarrados.
Quizás la aeroevacuación no hubiese sido posible por las condiciones desfavorables pero los tripulantes aseguran que el capitán relativizó la herida que había sufrido el marinero. El capitán se llama Andrés Carballo y en el parte dijo que el marinero había sufrido “una torcedura”.
Quien expuso al capitán fue Daniel Benítez, padre de Alexis y un marinero activo en la flota amarilla de Rawson. “Mi hijo estaba quebrado, perdiendo sangre, a los gritos de dolor, y no fue capaz de ir a verlo. Dice que le dijeron que fue una torcedura, pero los compañeros de Alexis me dicen que siempre le dijeron que se había quebrado”, cuenta.
La demora en atender la fractura generó que Benítez desembarcara en Madryn en la noche del sábado. Las demoras no desaparecieron en el nosocomio. Recién a las 11 de la mañana fue un cirujano a ver la herida, asegura su padre.
A esa altura la lesión ya estaba infectada y hasta el jueves todavía no lo habían podido operar. Los médicos que lo atienden se han limitado a limpiar la zona y desinfectar. Lo positivo es que la infección ya está controlada y el temor a perder la pierna se ha disipado.
“No solo se quebró tibia y peroné sino que por la violencia del golpe como que se le trituraron los huesos; no es una operación sencilla. Hay que reconstruirle parte ósea y ponerle clavos para sostenerla”, remarcó Daniel, quien aventura un proceso de recuperación que superará el año.
Alexis cumplió 32 años el lunes, internado en una sala de la clínica de Puerto Madryn, dolorido, con la pierna hinchada y todavía en shock por lo que le había tocado vivir en alta mar.
Luego de dejar a Benítez en Madryn y como el mal tiempo dominaba durante toda esta semana, el barco puso proa hacia Mar del Plata donde aprovechó para hacer algunas reparaciones menores antes de regresar a zona de pesca.
Daniel Benítez no para de recibir mensajes de gente que ni conoce y que le pregunta por la salud de Alexis. Eso lo reconforta aunque no se le va el sabor amargo por la conducta desaprensiva del capitán Carballo.
“Me habló con una soberbia… que él es el mejor capitán, que había hecho las cosas bien, cuando tenés a todos los tripulantes diciendo que le avisaron que estaba quebrado, incluso Alexis se lo dijo entre gritos de dolor. Todos somos laburantes y salimos a ganarnos el mango, pero si hay temporal y todos los barcos están con los portones levantados o ya se fueron a refugiar al Golfo, no tenés que seguir pescando. Ellos quieren robarle el día como dicen, pero luego pasan estas cosas”, dijo el padre del marinero accidentado.
Tal vez porque conoce como nadie lo que le toca vivir a los marineros durante la zafra, que muchas veces los lleva al límite de las posibilidades, Daniel transmite la impotencia que siente por el difícil momento que le toca atravesar a su hijo.
“Este hombre (por Carballo) ni siquiera lo llamó para saber cómo estaba. Me dice que todos son compañeros de trabajo pero no fue capaz de preguntarle cómo se sentía”, confesó el padre.
Por Roberto Garrone
Fuente Revista puerto