La Armada Argentina dará de baja al “Transporte Rápido Multipropósito ARA Hércules” (B-52) quien se encuentra fuera de servicio desde hace varios años en la Base Naval Puerto Belgrano.
En la historia argentina el nombre “Hércules” es sinónimo de emocionantes gestas patrióticas pues muchas unidades navales llevaron ese emblemático nombre en la Armada Argentina. Todas esas embarcaciones portadoras de esa gloriosa denominación fueron trascendentes a lo largo del pasado nacional, pero sin embargo aquella primera nave insignia de la flota que condujo el almirante Guillermo Brown en las luchas por la independencia quedó marcada a fuego.
Vivió en la memoria de la historia desde cuando esa famosa “fragata negra”, denominada así por el color de su velamen, zarpó desde Buenos Aires el 14 de abril de 1814 ante un pueblo que colmó el puerto rioplatense despidiendo a sus marinos que conseguirían lo que el mismo José de San Martín un año después desde Mendoza sintetizó: “Es lo más importante hecho por la revolución americana hasta el momento”.
A casi doscientos años de aquella gloria, otro Hércules contemporáneo vuelve a ser memoria. Pero hoy la presente página se cubrirá de profunda nostalgia. Una noticia nos consterna: la Armada Argentina dará de baja al “Transporte Rápido Multipropósito ARA Hércules” (B-52) quien se encuentra fuera de servicio desde hace varios años en la Base Naval Puerto Belgrano.
Según un informe recibido con la baja del ARA Hércules, la Armada Argentina perderá uno de sus principales buques con capacidad de proyección para la Infantería de Marina quedando en la actualidad únicamente en servicio el “Transporte Clase Costa Sur ARA Bahía San Blas” (B-4) hecho que reducirá enormemente la (ya lamentablemente poca existente) capacidad anfibia de Argentina.
Las historias que duelen
El “Transporte Rápido Multipropósito ARA Hércules” (B-52) tiene 125, 6 metros de eslora (de proa a popa), una manga (ancho) de 14,3 metros y un calado (profundidad necesaria para que un barco flote) de 5,8 metros. Presentaba una capacidad de desplazamiento de 4.100 toneladas y se podía movilizar hasta una velocidad de 30 nudos (Olympus) y de 18 nudos (Tyne) con una autonomía de 4.000 millas a un promedio de 18 nudos Olympus, mientras que era propulsado por dos turbinas a gas Olympus de 50.000 HP y dos turbinas a gas Tyne de 9.900 HP representando un emblema de la armada nacional.
El rumor creciente de la noticia ha causado dolor entre los ex tripulantes y veteranos de guerra de Malvinas. Imposible olvidar los momentos heroicos de aquella acción y el protagonismo del Hércules.
Y si bien no es ésta la primera nota triste de la saga de pérdidas navales recientes. Solo basta recordar el hundimiento del ARA San Juan con la irreparable muerte de 44 compatriotas, entre ellos, la teniente de navío Eliana María Krawczyk, oriunda de Oberá (Misiones) y primera submarinista en Sudamérica. O aquel ataque británico al “Belgrano” en la Guerra de Malvinas; pero también la reciente publicación en el Boletín Oficial del Decreto 1017 /20 de Alberto Fernández sobre la venta definitiva del “Santísima Trinidad”, otro emblema argentino desde donde se ordenó el desembarco en Malvinas en 1982.
Ya el “Santísima Trinidad” durante 2004 había iniciado su triste derrotero cuando propusieron convertirlo en museo histórico, pero por falta de mantenimiento quedó encallado e inmovilizado en el muelle de la base Puerto Belgrano con la alternativa de ser hundido pues “en su actual condición carece de las elementales capacidades náuticas de estanqueidad y estabilidad por lo que no tiene sentido continuar manteniéndolo a flote, aconsejando su hundimiento con honores (blanco de tiro)”. (Resolución 138/17 – Confidencial).
La fuerza de “Hércules” en las Islas Malvinas
El Hércules se había incorporado como Destructor junto al reciente nombrado Santísima Trinidad en 1976 a la “I División de Destructores”. Tras la gesta de Malvinas fue reconocido con una condecoración por Operaciones en Combate como escolta de la nave insignia de flota marítima argentina: “Portaviones ARA 25 de Mayo”.
El Hércules había sido concebido bajo un proyecto concretado en Astilleros ASMAR (Talcahuano – Chile) terminándose de completar su alistamiento en Argentina en los arsenales de la Base Naval Puerto Belgrano donde se adecuó su función sustancial de convertirse en un Destructor Misilístico Type 42 con defensa antiaérea y luego modificado para desenvolverse como transporte multipropósito rápido (2004).
Estaba equipados con misiles antiaéreos “Sea Dart” lo que significó un logro relevante para la ARA por su beneficiosa capacidad tecnológica, pero además teniendo la posibilidad de resguardar dos helicópteros “Sea King” y un cañón Vickers 115 mm. que la convirtieron en una unidad a la altura de las más modernas del mundo.
Desde la “fragata negra” al penoso presente
Aquella “fragata negra”, el legendario primer Hércules de Guillermo Brown, terminó siendo rematada en la isla caribeña de Antigua tras ser capturada por los británicos en 1818. En paralelo, la emancipación americana seguía su curso y ya no se detendría más. Se había pagado un precio alto, pero había valido la pena. Así refiriéndose sobre ese tiempo emancipatorio Pacho O’Donnell en “Los héroes malditos” (Sudamericana, 2004) sostuvo: “Es difícil que pase desapercibido el notorio parecido de varias banderas de naciones centroamericanas (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua) con la argentina.
Sin embargo, no es algo que se enseñe en nuestras escuelas, a pesar que al conocerlo se enciende el orgullo patriótico. (…) El motivo de tanta semejanza entre las citadas banderas centroamericanas y la nuestra, es que los corsarios autorizados por los gobiernos del Río de la Plata, que empavesaban sus navíos con la bandera celeste y blanco, se erigieron en los mares caribeños como símbolo de la guerra contra el opresor”.
Hoy la realidad es distinta. Este navío “Transporte Rápido Multipropósito ARA Hércules” (B-52) que cobijó a patriotas en la gesta malvinense se apresta impávido a esperar otro injusto hundimiento, probablemente el más doloroso: el hundimiento de la memoria.
Es nuestra tarea ante determinadas incomprensibles determinaciones públicas levantar la bandera de la historia como ese mástil de Malvinas donde supo flamear la bandera celeste y blanca. A nuestras mujeres y hombres de mar se los honra con el ejemplo y la conducta. Eso sería honrar la soberanía, valiendo el concepto tanto para un ciudadano común o para un gobierno. Lo otro es puro verso. (Gustavo Capone – MDZ)