La estructura levantada en 1903 para exportar carne, sucumbió ante el fuerte temporal que viene castigando a esa región del sur bonaerense.
Un histórico muelle ubicado en el estuario de Bahía Blanca terminó sucumbiendo ante la terrible sudestada que desde ayer viene castigando a esa región del sur bonaerense.
Las olas, junto con los fuertes vientos, se llevaron gran parte de la estructura levantada en 1903 por el entonces frigorífico Sansinena, una verdadero símbolo de la pujanza la Argentina agroexportadora de comienzos del siglo pasado.
Ahora todo es desolación y tristeza en el lugar, sobre todo porque la magnitud de los daños tornaría muy difícil la recuperación del muelle de 166 metros de largo donde supieron amarrar, hasta algunas décadas atrás, buques trasatlánticos para enviar a Europa carnes y frutas, entre otros productos.
“Recién pudimos entrar hace un par de horas porque en el camino de acceso había un metro de agua y lo que vimos fue terrible, no quedó nada”, expresó en diálogo con Argenports.com Carlos Michelángeli, presidente del Club de Pesca y Náutica General Cerri.
El directivo dijo que en los más de 40 años que lleva en la entidad jamás vio una sudestada de tal magnitud, sobre todo porque el puerto se encuentra en una zona abrigada de la bahía.
“Por lo que pudimos ver la estructura se encuentra en un estado irrecuperable, se necesitaría muchísimo dinero. Los tablones, los pilotes y buen parte de las cabeceras de hierro desaparecieron”. Indicó.
Así era el puerto antes del temporal. Foto La Nueva.
El muelle de Cerri, o Cuatreros, para ser más precisos, formaba parte de antigua frase con la que se supo acuñar a Bahía Blanca: ciudad de los siete puertos.
La denominación correspondió al periodista y librero ya fallecido, Carlos H. Vigglizo, en la década de los 60, quien se refirió así a la bahía y no a la ciudad.
Junto a Cuatreros integraban esa pléyade de muelles y estructuras marítimas levantadas en el estuario Galván, Puerto Nacional, Ingeniero White, Puerto Belgrano, Arroyo Pareja y Puerto Esperanza, el primer puerto levantado en Bahía Blanca poco antes de fundarse la ciudad y que sobrevivió algunas décadas más.
En el caso de Cuatreros, la estructura inaugurada en 1903 contaba con un ferrocarril de trocha angosta que recorría los tres kilómetros hasta el frigorífico Sansinena, empresa presidida por Ernesto Tornquist.
El muelle de 166 metros contaba con un ferrocarril de trocha angosta que llegaba hasta el frigorífico Sansinena.
En los años 30 el muelle fue utilizado para exportar a Inglaterra manteca fabricada por la firma bahiense La Scandia.
Posteriormente, con la suspensión de los embarques de carne, esa década las instalaciones fueron alquiladas a la Argentina Fruit Distribuitors para enfriamiento y embarque de frutas del Alto Valle.
Los embarques se iniciaron con el buque “African Reefer” que llevó a Europa casi 100 mil cajones de manzanas y peras.
Fines de la década del 30: el “African Reefer” llevó a Europa casi 100 mil cajones de peras y manzanas.
En 1947 se reanudaron los despachos de carne desde Cuatreros. Para tal fin se mejoró el muelle y se dragó el canal para posibilitar la llegada de buques de más de 30 pies (9 metros de calado).
A fines de marzo de ese año cuando el barco inglés “Urmston Grange” cargó 3.000 toneladas de carne congelada, corned beef y menudencias.
En 1947 el “Urmston Grange” cargó 3.000 toneladas de carne congelada, corned beef y menudencias runbo a Liverpool.
El carguero completó su capacidad con carne congelada de Swift, en La Plata, y 4 mil toneladas de trigo en White, todo con destino final en Liverpool, Inglaterra.
En 1952 las instalaciones pasaron a la Corporación de Argentina de Productores de Carnes y allí nace CAP Cuatreros, firma que realizó al Viejo Continente varios despachos navieros hasta que el 21 de diciembre de 1961, debido a un fuerte temporal de viento, una nave embistió el muelle y lo dejó prácticamente inoperable.
Sin embargo, el 8 de agosto de 1962 el “Santa Teresa” sacó 115 toneladas de carne ovina congelada con destino Buenos Aires, donde luego fueron embarcadas en una nave mayor rumbo a Europa. Ese fue el último barco que sacó productos CAP directamente desde el puerto de Cerri.
La historia reciente es más conocida y no menos relevante: su rol como sede de actividades deportivas y recreativas, sin olvidar la posibilidad fallida de convertirse en base de un megaproyecto portuario con instalaciones de regasificación de Gas Natural Licuado (GNL), que impulsó YPF en 2011.