La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
La pesca ilegal en aguas bajo jurisdicción de la Argentina se encuentra entre los problemas más graves a resolver en términos de protección de los recursos. Año tras año, una flota cuantiosa con predominio de barcos asiáticos se posiciona al borde de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) para hacerse con miles de toneladas de especies como el calamar. Pero en ese accionar no faltan las incursiones de estos buques en el espacio de soberanía nacional y es ahí donde cobra preponderancia el rol de control, intercepción y captura de pesqueros que llevan adelante las unidades de la Prefectura.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.
En la dependencia oficial señalan a este período del año como el más caliente en cuanto a aglomeración de embarcaciones en la milla 201. Por estos días, la flota extranjera suma 189 barcos, un 80 por ciento de ellos es de bandera china. Pero la estimación es que ese número ascenderá hasta alcanzar los 500 buques ya hacia el mes de marzo.
La «flota» en cuestión integra a embarcaciones que hasta diciembre pescaron en torno al archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, pero también suma barcos provenientes del océano Índico y los mares de Europa. Para seguir de cerca el movimiento de esas unidades que se concentran en el límite de la ZEE, Prefectura viene llevando a cabo una labor de patrullaje y vigilancia en coordinación con la Armada.
Cinco barcos patrulleros de altura, un avión Beechcraft King Air 350ER MPA y una aeronave CASA 212-300M se cuentan entre las unidades de monitoreo permanente desplegadas en áreas cercanas a la costa de Comodoro Rivadavia, punto predilecto de operaciones de la flota extranjera.
El movimiento de estos buques es observado al detalle a través de instrumentos como el Radar de Apertura Sintética (SAR), que opera con imágenes captadas a través de los satelitales de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El seguimiento también depende de otros dispositivos activos o pasivos utilizados para la localización de embarcaciones, entre ellos el Sistema de Identificación Automática de Buques (AIS), el Sistema Satelital Control Pesquero (SSCP), el Sistema de Identificación y Seguimiento de Largo Alcance (LRIT), el sistema de Movimiento de Buques Pasajeros y Cargas (MBPC) y el sistema de Monitoreo e Identificación Radar/AIS (MIRA).
En diálogo con el Profesional, Fernando Rodríguez, jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina, afirmó que a la presencia de unidades chinas le siguen en cantidad las embarcaciones de Corea del Sur y España.
Con respecto a la pesca que realiza la flota extranjera, dijo que «mientras se ubiquen a partir de la milla 201, esto es, fuera de la ZEE, estos barcos pueden operar sin inconvenientes dado que los convenios internacionales lo permiten. La situación cambia cuando ingresan en la ZEE».
«Una vez que son detectados ejerciendo un ingreso y pesca ilegal se activa un protocolo de actuación para unidades de superficie con foco en los buques pesqueros extranjeros en infracción. En tanto infringen la ley de pesca se procede a escoltarlos hasta puertos argentinos donde se les decomisa la carga, se les impone una multa y deben correr con los gastos operativos en los que incurrió Prefectura para capturar el buque. Luego de eso el barco puede volver a navegar», agregó.
Rodríguez explicó que, en aquellos casos en que el buque se resiste al operativo, se siguen una serie de pasos que comprenden desde la persecución hasta el pedido a la justicia de la captura internacional de la unidad a través de Interpol.
«Si el buque hace caso omiso a los avisos de Prefectura, no acata órdenes e instrucciones, incurre en el delito de desobediencia a la autoridad (artículo 239 del código penal). En ese caso, el buque guardacostas inicia la persecución en caliente para intentar hacerlo cesar en dicha conducta y con el objetivo de capturar la embarcación. Allí se da intervención a la Justicia federal por el delito cometido» explicó el prefecto.
Según la Prefectura, la problemática en torno a la flota extranjera no pasa sólo por sus ingresos a la ZEE y menos aún por la falta de control o seguimiento de esos buques. El punto importante es la presencia de estas embarcaciones en las adyacencias de la zona económica exclusiva y la captura de especies que realizan sin ningún tipo de límites.
Además de perjudicar al ecosistema, señalan en la dependencia, este accionar afecta económicamente a la Argentina y su flota pesquera.
En marzo de 2016, una serie de imágenes expusieron el hundimiento del pesquero ilegal chino Lu Yan Yuan Yu y se habló de una acción provocada por los disparos efectuados desde un guardacostas.
A tono con los procedimientos que se llevan a cabo en la ZEE, Rodríguez explicó lo ocurrido en esa ocasión y negó que el final del barco haya sido producto de la acción de la Prefectura.
«Un guardacostas no posee armamento con capacidad para hundir a un buque. Su accionar es policial y utiliza armas y municiones de esas características. El barco de Prefectura efectuó disparos intimidatorios tal como indica el procedimiento, siempre con previo aviso de que se realizarían esos disparos. Se estima que el capitán de la embarcación podría haber decidido por su cuenta hundir el barco», dijo.
«Las acciones que se llevan a cabo, tal como lo fija el procedimiento, inician con llamados radiotelefónicos en frecuencias internacionales para que el buque detenga su navegación. Si esto no ocurre, luego se efectúan maniobras con el mismo objetivo. De persistir la resistencia, lo que siguen son disparos en el curso que lleva el barco, delante de la proa y luego detrás», comentó.
Para luego añadir: «Si el pesquero sigue haciendo caso omiso a estas advertencias se lo notifica de qué habrá disparos a alguna antena o chimenea del buque. Pero en ningún momento se pone en peligro la vida de la tripulación».
Rodríguez remarcó que ningún convenio internacional establecido para combatir la pesca ilegal contempla el hundimiento de barcos. Y sostuvo que, de ocurrir, un incidente de esas características podría originar un conflicto de envergadura con el país de bandera de la unidad. La aplicación de la ley en el mar, enfatizó el prefecto, implica un procedimiento policial y no militar.
Consultado respecto del accionar de la flota de pesca argentina el prefecto sostuvo que, aunque las embarcaciones cuentan con avales para operar dentro de la ZEE, el número de infracciones cometidas por los barcos nacionales supera con comodidad el total de contravenciones cometidas por los buques extranjeros.
«En 30 años de vigilancia hemos capturado un total de 80 pesqueros extranjeros ingresando a la ZEE para operar de forma ilegal. Por el contrario, el número de infracciones de buques nacionales es de 200 anuales«, destacó Rodríguez.
Esta situación se genera en virtud de exigencias que no son respetadas. «Nuestros pesqueros tienen que respetar tiempos de pesca, el tamaño de los especímenes y las vedas que rigen en algunas zonas. Muchos de ellos incumplen y de ahí la cantidad de infracciones que se realizan», acotó.
Por último, el jefe de la División Dominio Marítimo de la Prefectura Naval Argentina comentó que, tras la aglomeración de buques extranjeros que viene ocurriendo fuera del límite de la zona económica exclusiva aunque a la altura de Comodoro Rivadavia, otro ámbito de preocupación ante el potencial ingreso de pesqueros ilegales es la zona denominada «El Rincón», ubicada frente a Viedma y la Península Valdés.
«A medida que pasen los meses, esos buques se irán concentrando en esa zona para seguir pescando calamar. A partir de abril y mayo la mayor reunión de la flota tendrá lugar en esa área y en una superficie de menos de 20 millas náuticas cuadradas. La labor de vigilancia, como cada año, también se concentrará en lo que ocurra allí», concluyó.