En el escrito presentado semanas atrás por Guillermina Godoy, madre de Nahuel Navarrete, una de las víctimas del Rigel, se hacía foco en que el número de marineros desaparecidos “asciende a más de 150 vidas“, cifra que afecta directamente a la ciudad por ser “portuaria por excelencia”.
Además, remarca la función activa de la semana de la memoria: sumarse a la lucha por la mejora de las condiciones laborales y el estado de los buques: “Con el correr del tiempo una flota pesquera obsolescente, la falta de seguridad, las condiciones climáticas, la falta de toma de consciencia y la desidia han contribuido a que nuestros marineros de la pesca arriesguen sus vidas“.
Asimismo, remarcaba la necesidad de que las autoridades locales “asuman el compromiso de acompañar, gestionar y preservar la memoria de todos aquellos trabajadores, hijos, padres, hermanos”.
El buque Repunte se hundió el 17 de junio de 2018, dejando como saldo solo dos sobrevivientes, tres fallecidos y siete desaparecidos. El Rigel, por su parte, se hundió el 9 de junio de 2018 con un fallecido y ocho desaparecidos.
Ambos casos despertaron una fuerte movilización de sus familias en búsqueda de respuestas de los distintos niveles del Estado y, también, tratar de impulsar con su lucha un cambio de paradigma con el cual estas situaciones no se repitan y se cambien las condiciones materiales de trabajo. Pelea de los familiares que llegó tan lejos la punto de haber sido espiados de forma ilegal por parte del propio Estado, causa en la que la Justicia está tras la búsqueda de responsables.
fuente ;quedigital.com.ar