Dirigentes gremiales y empresarios agotaron las vías de comunicación con funcionarios. La falta de vacunas hace imposible que la actividad sea considerada prioritaria y recién en dos meses se comenzaría a considerar. Harán una presentación conjunta. Existe consenso en que el paro no mejorará la situación.
Revista puerto converso con el dirigente del SOMU Juan Navarro y el presidente de CAPIP, Buenaventura Lafuente, sobre las gestiones realizadas ante las autoridades nacionales y provinciales para declarar prioritaria la actividad pesquera y de esta forma lograr un acceso más rápido a la vacunación. Han decidido realizar una presentación conjunta, pero saben que una respuesta afirmativa es casi imposible ante la falta de vacunas. Recién en dos meses, luego de la supuesta llegada de cargamentos importantes de dosis, las autoridades estarían en condiciones de contemplar la posibilidad de considerar estratégica la actividad. La alternativa de que las empresas compren vacunas fue descartada por el momento y la mayor preocupación radica en el pronto inicio de la temporada de langostino, cuando aumente la circulación de barcos en los puertos.
Cuando se estaban cumpliendo las 48 horas del paro decretado por los gremios marítimos, el secretario de Pesca del SOMU reconocía que la medida sirvió para visibilizar el tema pero que no acercará soluciones: “Un paro por tiempo indeterminado no nos sirve, querer sostenerlo solo le generará pérdidas económicas a nuestros representados en la pesca porque el problema es que no hay vacunas”.
Las gestiones del SOMU ante las autoridades del Ministerio de Salud comenzaron un mes atrás, antes de que los casos comenzaran a multiplicarse y que debieran lamentarse víctimas fatales, pero en aquel momento como ahora la respuesta fue la misma: “Se debe cumplir con el plan estratégico de vacunación”.
“Se supone que antes de fin de mes ingresarán cuatro millones de dosis y en poco tiempo más otros tres millones y medio, esperamos que luego de atender las personas de mayor riesgo contempladas en el plan estratégico, se dé prioridad a la marinería”, se esperanza Navarro.
El dirigente entiende que el temor que existe entre las autoridades es que si les dan prioridad, otros sectores como camioneros busquen imponerse con el mismo planteo, pero considera que no se está contemplando un diferencia crucial entre un sector y el otro: “ellos están en un vehículo con el cual se pueden acercar a un centro de salud en poco tiempo, nosotros podemos tardar más de dos días en llegar a puerto y no solo hay un tripulante en riesgo, sino que son treinta los que pueden terminar infectados”.
“En el gobierno no le están dando la importancia que merece el tema y se va a agravar, hoy estamos a la buena de la señora Carla Vizzotti. Somos esenciales, pero no prioritarios y nos dicen que recién entre seis y ocho semanas podrían empezar a hablar con nosotros sobre nuestra condición de prioritarios, para entonces ya estaremos en plena temporada de langostino. El problema es que los que estuvieron, los que están y los que están por venir, siempre han vivido de espaldas al mar, salvo cuando tienen que recoger las divisas de nuestro trabajo”, sentencia el dirigente gremial.
El presidente de CAPIP, Buenaventura Lafuente, coincide con Navarro respecto del paro, lo considera “poco razonable” ante la falta de vacunas, pero a la vez considera que “sí es razonable pedir que se nos dé prioridad” y anuncia que en base a ese criterio han decidido hacer una presentación conjunta con el SOMU.
Empresarios y dirigentes comparten el mismo problema y tienen los mismos temores. En este momento hay dos barcos en Mar del Plata, tres en Bahía Blanca, dos en Puerto Madryn, dos en Comodoro Rivadavia y dos en Puerto Deseado con casos de Covid.
“Estamos muy preocupados porque la situación ya se ve que será más complicada que el año pasado y veremos qué sucede cuando en unos días comience la temporada de langostino. Tenemos un miedo terrible, en nuestro caso hace veinte días que tenemos en puerto dos barcos por casos de Covid y es muy probable que esta sea una constante durante toda la temporada”, señala Lafuente.
En la dirigencia gremial no hay quejas respecto de los protocolos que aplican las empresas. Destaca Navarro que algunas se han manejado con burbujas pero que a pesar de ello los casos no dejan de aumentar. Es por eso que insistirán unidos en la necesidad de declarar prioritario al sector, aunque saben que no será fácil ni inmediato.
“Las posibilidades de que se nos declare prioritarios no están dadas, hemos hecho gestiones, pero todavía no hay ninguna indicación de que nos vaya a poner por delante. Nosotros tenemos muy buenos argumentos para pedirlo, pero también es cierto que otros tienen los suyos. Quizás, si como dicen, llega una partida importante de vacunas, lo logremos, la vacunación es la única solución porque ya está comprobado que los protocolos, aunque se extremen, pueden fallar”, señala el presidente de CAPIP.
Desde el sector empresario ya habían anunciado en este medio tiempo atrás que la mayor preocupación que tenían este año respecto del devenir de la temporada de langostino, no estaba en la situación del recurso, que de hecho se presenta prometedora, ni en la respuesta de los mercados, que ya habían comenzado un mes atrás a dar buenas señales, sino “en lo que podría ocurrir con la pandemia en Argentina”
“Nos podemos ver muy afectados porque en Europa hay demanda y si bien están complicados, apuestan a que con el avance de la vacunación y el verano la situación se alivie entre junio y julio. Nuestro mayor temor está en si podremos nosotros ofrecerles lo que demanden”, concluye Lafuente.
Previendo esta situación las cámaras empresarias vienen desde hace un tiempo haciendo expresa su intención de comprar vacunas para las tripulaciones, pero no prosperaron dado que no está permitido por el Estado.
Incluso una empresa que opera en varios puertos del país, intentó hacer una inversión de 4 millones de dólares en dosis, cuando desde el gobierno dieron alguna señal de su viabilidad.
Sin embargo, la falta de previsibilidad legislativa respecto de las responsabilidades que le podrían caber a la empresa ante un problema con las reacciones de la vacuna, sumado a los largos plazos para la entrega, le hicieron desistir.
La única posibilidad de que las empresas inviertan en vacunas es que sea el Estado quien gestione la compra y administración de las dosis, pero por el momento no sería factible. Juan Navarro se lamenta de que “las autoridades estén entorpeciendo en lugar de facilitar las cosas” y se esperanza en que a partir de la visibilización del problema “cambien su postura”.
fuente revista puerto